27.1.10

Esas noches.

Suelo dormirme con Buenafuente. De hecho, suelo dormirme con la tele puesta y apagarla en un leve momento de lucidez, normalmente cuando empieza la repetición del Intermedio. Creo, supongo, la mayoría de las noches no me acuerdo. Pero no suelo pasar de las 00.30 o la 1.00, al menos desde hará un año o así, porque el tiempo no pasa en vano y estoy mayor.

Aunque de vez en cuando, cada dos meses más o menos, tengo la noche inspirada, me pongo a leer, a escribir, a enredar, a divagar, me despej
o y me dan las 6 de la mañana, alguna vez me amaneció. Son de esas noches en las que el tiempo pasa mucho más rápido de lo normal, en las que en realidad no haces nada, solo se esfuma todo, te das cuenta de lo rápido que va todo, y lloras. Y te ríes. Sola, cansada y en paz. Magia. Sorpresa.

Anoche fue una de esas noches. Paré la máquina muy tarde y tardé en dormirme porque lo que me seguía apeteciendo era salir a la calle y saltar. Y eso que a las 21.30 está rendida porque llevaba 10 horas seguidas estudiando y se me empezada a nublar la vista... me sienta fatal hacer las cosas bien.
Así que aquí estoy, he dormido 4 horas y me estoy tomando un té, cualquier cosa que se asimile medianamente a un café (para el que no tengo leche) me vale. Estoy mareada, estoy atontada, muerta de hambre, hago las cosas por inercia. Me encanta.


Me gusta como me gustan los que no me gusta que me gusten... Y es la sensación desequilibrada del día.




(En general, nada de esto viene a cuento de nada)

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